Dia e Noite

Menceres co firmamento soterrado baixo chave,
deixade as penas na porta, non esperedes…entrade,
coa herba dos campos tristes prendida da vosa vontade,
na casa do tolo erguido depé enfronte da soidade.

Vin reverdecer vagoas que xa maduraran,
cos mesmos ollos cos que perdera a esperanza de ver,
vin xogar ó día coa noite no recreo ó atardecer,
sorindo da man, esquecendo que xa non se amaban.

Dixolle o día «ven comigo, noitiña querida»
«a donde queiras» contestou ela,
perderonse polos campos do millo na noite estrelecida,
e volveron a ser romance de cantares de lua chea.

Vinos mencer abrazados, asubiando coma o vento,
dicen que non se mollaron ainda que lles chovia,
vinos voar sen ás cara os confís do espacio e do tempo,
e xa nunca foi distinta a noite do día.

Puzzle

Y ya no entiendo este dilema,
que me quema las entrañas, enmaraña mis neuronas
y convierte los ayeres en mañanas.

Y cada señal es una pieza más de un puzzle sin sentido,
no se si soy recuerdo, futuro o olvido,
verbo, adjetivo o sustantivo.

Y en tus ojos ya no veo nada, porque los apartas si te miro,
si te digo que eres mejor que nada, hada de mis sabados,
bruja de mis domingos.

Te oigo pero no escucho, tus jeroglificos de desidia,
con el diccionario en la mano, y el corazon en un puño,
vivo con tu imagen día tras dia.

Sigo estancado en el tiempo, esperando una sonrisa,
esperando que me digas algo con lo que alimentar el alma,
sigo perdiendo la calma entre las sabanas,
y sudando mientras doy vueltas,
sigo buscandote a tientas entre la nostalgia y la desidia,
pues amar es un castigo que me hace escocer las heridas,
y aunque nunca vuelva a sentirte entre mis brazos,
aunque no tenga otro amanecer viendo tu cara dormida,
seguiré soñando durante años,
seguiré perdido entre lágrimas y caricias,
solo tu eres la elegida, para hacer volar mis alas,
solo tu supiste decirme las palabras adecuadas,
y ahora nada vale, ahora es todo negro,
pero lo pinto como puedo, pero no como debo,
solo escuchame, y oyeme,
sé parte del cuento,
deja a un lado el miedo,
y déjame vivir queriendo.

Veneno

Veneno, que late en mis venas directo a mis entrañas,
tu picadura, fría y cruda me dejó sin sangre,
con hambre de ti, con llantos de noches eternas,
y ahora, sigo aquí, muerto en vida, con semillas de realidad
creciendo hacia arriba, hacia el cielo de tu cuerpo,
que sin estar presente sigue calentando mi cama,
y se pasea por la rambla como un perro abandonado,
sigo a gatas, arrastrado y moribundo, esperando mi turno
para entrar a tu cabeza, mientras apuro el último trago de cerveza
sentado en la barra de algún bar, intentando olvidar,
regando tu ausencia para poder hacer volar
el trozo de papel donde escribí tus recuerdos,
quiero dejarlos libres con el viento,
que me dejen en paz,
que se olviden de mi,
y se callen, malditos enfermos,
dejad de taladrarme la cabeza,
dejadme seguir medio muerto,
escapad de mi tristeza,
dejadme a solas con las plaquetas, que coagulen mi alma,
o perderé la calma, perderé lo poco que me queda de consciencia.

Mi balcón

Mi balcón recoge el sol por las mañanas,
y cuida de mis macetas al rallar el alba;
mi balcón da a una calle donde la luna sabe a menta,
donde pasea la soledad en los dias de tormenta;
mi balcón silba con el viento del verano,
y lo saluda, educado y elegante, con un apreton de manos,
mi balcón asoma tímido en invierno, cuando la nieve le visita,
y tirita como un viejo de ladrillos y cemento, pero siempre con una sonrisa;
mi balcón me lleva a ver el horizonte más allá de un simple vistazo,
me eleva en volandas al cielo y me deja vivir volando;
mi balcón es sólo mio, soy egoista por su culpa,
y si me hace ver cosas que no quiero, gentilmente se disculpa;
mi balcón es solitario, pero le hago compañía,
asta que cierro la puerta por la noche, y la vuelvo a abrir por el día.